Trabajar con personas con autismo no solo requiere de una alta especialización y mucha formación teórica y práctica, sino que también requiere de unas inquietudes y características personales que serán fundamentales para ser un buen profesional del autismo.
Índice
- 1 10 características personales para ser un buen profesional del autismo
- 1.1 1. Sentirse atraído por las diferencias
- 1.2 2. Tener una imaginación viva
- 1.3 3. Capacidad para dar sin obtener gratitud
- 1.4 4. Estar dispuesto a adaptar el propio estilo natural de comunicarse y de relacionarse
- 1.5 5. Tener el valor de «Trabajar sólo en el desierto»
- 1.6 6. No estar nunca satisfecho con el nivel de conocimientos propios
- 1.7 7. Aceptar el hecho de que cada pequeño avance trae consigo un nuevo problema
- 1.8 8. Un buen profesional del autismo debe capacidades pedagógicas y analíticas extraordinarias
- 1.9 9. Estar preparado para trabajar en equipo
- 1.10 10. Humildad para ser un buen profesional del autismo
- 2 Preguntas frecuentes
Theo Peeters, experto de referencia internacional en el conocimiento y la comprensión de los Trastornos del Espectro del Autismo redactó el siguiente decálogo de un buen profesional del autismo:
10 características personales para ser un buen profesional del autismo
1. Sentirse atraído por las diferencias
Pensamos que ser un «aventurero mental» ayuda a sentirse atraído por lo desconocido. Hay personas que temen las diferencias, otras se sienten atraídas y quieren saber más sobre ellas.
Para ser un buen profesional del autismo es necesario sentirse atraído por la diversidad humana.
2. Tener una imaginación viva
Es casi imposible comprender lo que significa vivir en un mundo literal, tener dificultades en ir más allá de la información recibida, amar sin una intuición social innata.
Para poder compartir la mente de una persona autista, que padece un problema de imaginación, se debe tener, en compensación, enormes dosis de imaginación.
3. Capacidad para dar sin obtener gratitud
Se tiene que ser capaz de dar sin recibir mucho a cambio, y no sentirse decepcionado por la falta de reciprocidad social.
Con la experiencia, la persona aprenderá a detectar formas alternativas de dar las gracias, y la gratitud de muchos padres a menudo le compensará con creces.
4. Estar dispuesto a adaptar el propio estilo natural de comunicarse y de relacionarse
El estilo que se requiere está mas ligado a las necesidades de la persona con autismo que a nuestro grado espontáneo de comunicación social.
Esto no es fácil de lograr y requiere muchos esfuerzos de adaptación, pero es importante reflexionar acerca de qué necesidades estamos atendiendo.
5. Tener el valor de «Trabajar sólo en el desierto»
Especialmente cuando se empiezan a desarrollar servicios específicos en un área. Hay tan poca gente que comprende el autismo, que un profesional motivado corre el riesgo de ser criticado en vez de aplaudido por sus enormes esfuerzos.
Los padres han sufrido este tipo de críticas antes, por ejemplo, cuando escuchas cosas como «todo o que necesita es disciplina», «si fuese mi hijo…», etc.
6. No estar nunca satisfecho con el nivel de conocimientos propios
Aprender sobre el autismo y sobre las estrategias educativas mas adecuadas es un proceso continuo, ya que el conocimiento en ambos campos evoluciona continuamente.
La formación en autismo nunca se acaba y el profesional que crea que ya la tiene, en verdad «la pierde».
7. Aceptar el hecho de que cada pequeño avance trae consigo un nuevo problema
La gente tiene tendencia a abandonar los crucigramas si no pueden resolverlos. Esto es imposible en el autismo.
Una vez que se empieza, se sabe que el trabajo de «detective» nunca se acaba.
8. Un buen profesional del autismo debe capacidades pedagógicas y analíticas extraordinarias
El profesional tiene que avanzar poco a poco y utilizar soportes visuales de manera individualizada.
Hay que realizar evaluaciones con tanta frecuencia que uno debe adaptarse constantemente.
9. Estar preparado para trabajar en equipo
Debido a la necesidad de una aproximación coherente y coordinada, todos los profesionales deben estar informados de los esfuerzos de los demás, así como de los niveles de ayuda proporcionados.
Esto incluye a los padres, especialmente cuando el niño es pequeño.
10. Humildad para ser un buen profesional del autismo
Uno puede llegar a ser «experto» en autismo en general, pero los padres son los expertos sobre su propio hijo y se debe tener en cuenta su experiencia y conocimiento.
En el autismo no se necesitan profesionales que quieran permanecer en su «pedestal». Cuando se colabora con los padres es importante hablar de los éxitos, pero también admitir los fracasos («por favor, ayúdeme»).
Los padres también tienen que saber que el experto en autismo no es un Dios del Olimpo.
Preguntas frecuentes
¿Qué profesionales atienden el autismo?
Los profesionales que realizan el seguimiento de personas con autismo deben ser psicólogos o médicos especializados en autismo y trastornos del neurodesarrollo. En función de las necesidades de cada caso la intervención puede ser realizada por terapeutas ocupacionales, psicólogos, logopedas, neurólogos, o médicos especialistas.
¿Qué hay que estudiar para ayudar a los niños autistas?
Para atender a niños autistas se pueden estudiar distintas especialidades como psicologia, magisterio, logopedia, educación infantil o terapia ocupacional, entre otras.
¿Cómo tratar a una persona que tiene autismo?
Siempre será en función de sus necesidades, pero las pautas generales son proporcionar un ambiente estructurado, seguir rutinas claras y anticipar los cambios. A nivel de su desarrollo habrá que estimular sus áreas del desarrollo con afectación, como la comunicación, el juego o la interacción social.
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