Las personas con autismo tiene un alto riesgo de sufrir síntomas de ansiedad social

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Según una reciente revisión científica de Spain, D. y col. (2018), las personas con autismo tienen alto riesgo de sufrir síntomas de Ansiedad Social.

¿Qué es el trastorno de ansiedad social?

  • Miedo o ansiedad al enfrentarse a situaciones sociales habituales, como mantener una conversación.
  • Sensación de ser observado y juzgado permanentemente.
  • Intento de evitar situaciones sociales.
  • El miedo y la ansiedad ante las situaciones sociales son desproporcionadas a la amenaza real planteada por la situación social.

También existen síntomas físicos que pueden acompañar el Trastorno de Ansiedad Social ante una situación que genere ansiedad:

Síntomas físicos de la ansiedad social:

  • Latidos del corazón rápizos.
  • Temblores.
  • Sudoración.
  • Malestar estomacal o náuseas.
  • Dificultad para respirar.
  • Sentir que la mente se pone en blanco.

Sufrir síntomas de ansiedad social ante situaciones muy complicadas a nivel social, es algo normal en la mayoría de personas, pero la diferencia entre esto y el Trastorno de Ansiedad Social, es que las personas que lo sufren, tienen una ansiedad social desproporcionado ante situaciones sencillas y cotidianas.

En la revisión de 24 artículos sobre el tema que realizaron Spain, D. y col. (2018), encuentran que el colectivo de personas dentro del espectro del autismo presentan niveles de ansiedad social más altos que el de personas sin autismo.

Los niveles de ansiedad social están indirectamente relacionados a las habilidades sociocomunicativas de las personas con autismo. Es decir, cuanto menores sean las habilidades sociocomunicativas, más altos son los niveles de ansiedad social.

También encuentran relación entre la tendencia en tener intereses muy restrictivos en tener altos niveles de ansiedad social.

Una última puntualización muy interesante sobre esta revisión científica es que al valorar los niveles de ansiedad social, las personas con autismo puntuan niveles más altos si responden ellas mismas cuestionarios de autoevaluación que no si se les evalúa a través de cuestionarios a terceros como a los padres.

Es decir, para evaluar la ansiedad social, podemos administrar cuestionarios de autoevaluación diseñados para que los responda la persona evaluada, o bien podemos administrar cuestionarios diseñados para que los respondan personas como los padres, describiendo lo que observan de su hijo.

El hecho que puntuen más alto los cuestionarios de autoevaluación que no los cuestionarios a terceros, indica que a menudo la ansiedad social que sufren las personas con autismo puede no ser visible ni apreciada por los demás, pero interiormente y psicológicamente, que estén sufriendo altos niveles de ansiedad social.

Fuente: Spain, D. (2018). Social anxiety in autism spectrum disorder: A sysetematic review. Research in Autism Spectrum Disorders

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